Cuando exploramos la creatividad de nuestros niños y niñas en todos los aspectos de su desarrollo personal, se nos abren las puertas de la ilusión. Descubrimos poetas, escultores, pintores, cantantes, actores... excelentes comunicadores, personas capaces de liderar equipos, personas comprometidas con la sociedad.
¿No es eso lo que pretendemos que aprendan? ¿Los vamos a privar de facilitarles experiencias que les permitan adquirir todas éstas habilidades?
Todos los que nos dedicamos al mundo de la docencia deberíamos permitírselo.
Trabajar el desarrollo íntegro de la persona debería ser nuestro principal objetivo.
La persona, lo humano, va más allá del curriculum.
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